La meditación no empieza en la mente, empieza en la respiración.
La respiración y la meditación son como dos hermanas inseparables:
- Una te relaja, la otra te guía hacia dentro.
- Una calma tu sistema nervioso, la otra calma tu alma.
Cuando respiras mal, todo se desordena: tu cuerpo se tensa, tu corazón se acelera, tu cabeza se llena de ruido.
Y entonces aparece la ansiedad.
Pero cuando respiras bien… algo mágico ocurre.
Tu cuerpo se rinde, tu mente se aquieta y, de repente, meditar ya no es un esfuerzo: es un regalo.
💡 Por eso, antes de sentarte a meditar, prueba aprender a respirar.
Deja que el aire entre como un abrazo, y verás cómo la calma llega incluso antes de cerrar los ojos.
Te dejo esta de regalo:

Aprende a respirar… Te espero en mi curso donde además de enseñarte a respirar pintando, también meditamos juntas.

Comentarios ()